El 16 de marzo de 1244 más de 220 cátaros suben a la hoguera. Así termina la guerra contra los Albigenses y Montségur entra en la historia
A 1207 metros de altitud sobre un peñón rocoso, pog, este enclave domina el Pays d´Olmes y a comienzos del siglo XIII Montségur se convierte en la sede de la iglesia cátara y refugio de los faydits, aquellos señores que habían sido desposeídos de sus tierras por la Cruzada que el Papa Inocencio III desencadenó contra los herejes que desafiaban la autoridad del rey de Francia y de la Iglesia. Fue la guerra contra los Albigenses que durante más de 30 años someterá a sangre y fuego a una gran parte de Occitania.

El Camino de los Buenos Hombres es una ruta que une el santuario de Queralt en Berga (Cataluña) con el castillo de Montségur (Ariége, Francia). Tenía el guión para el viaje de este año: trazar un itinerario para hacerlo en moto que permitiera atravesar los territorios por los que pasaron los cátaros durante los siglos XIII y XIV cuando huían de la Cruzada y la Inquisición, promovidas por la iglesia católica apoyada por el Rey de Francia.


Esta aventura es de las que yo llamo rutas “con nombre propio”: Viajes para descubrir la historia, el patrimonio de muchos lugares y los paisajes naturales destacados. Viajes que nos facilitan su organización y que además están al alcance de nuestras economías. Son rutas para compartir. Si tienen “nombre propio” adquieren una entidad que los vuelve más atractivos y aunque suponen un reto permiten disfrutar del viaje, descubrir nuevos parajes, conocer para respetar y ser conscientes de qué podemos exigirnos y hasta dónde podemos llegar.


Es algo más que turismo, es viajar en moto.
Para este viaje nos unimos cuatro buenos amigos amantes de los viajes en moto y planificamos la ruta para realizarla en cinco días. 

Primer día. Madrid — Berga  (680 km)

Quedamos a las 9:00 de la mañana en el taller que mantiene a punto nuestras motos, MOTOS ULLA. Comprobación del aire en los neumáticos, fotos, un café, buenos deseos y en marcha.

Estuvimos de acuerdo en que el viaje de ida evitaría la tediosa autopista desde Madrid hasta Lérida así que el itinerario de esta primera jornada de viaje lo haríamos por carreteras nacionales alargando el kilometraje pero haciendo más variado el camino.

Y así fue. Circular por la serpenteante y encajada carretera que atraviesa la Hoz del Beteta, alcanzar la panorámica vista del castillo de Molina de Aragón, pasar sin hacer ruido por Calanda, tierra de Buñuel, en la Ruta del Tambor y del Bombo, asomarnos a las aguas del gran embalse de Mequinenza  vigilados por su castillo, una fortaleza que se alza casi al borde de un gran precipicio, dominando un extenso e impresionante paisaje sobre la confluencia de los ríos Ebro, Segre y Cinca y sus tierras colindantes; pocas construcciones tendrán un mejor emplazamiento que ésta.







A mí me gusta viajar en moto y reconozco que no soy objetivo cuando argumento sobre ello pero hay algo en lo que tengo que admitir que en ciertas ocasiones hacerlo de esta manera no resulta nada envidiable, estás expuesto a las inclemencias del tiempo abiertamente y cuando la climatología es amable resulta un placer viajar en moto pero cuando se hace más extrema te toca resistir. En esta ocasión el fuerte calor reinante en todo el país nos apretó con dureza durante los días de ruta. Sin temor a equivocarme creo que es el viaje en que más agua he bebido.






De todas formas esperábamos que al entrar en tierras pirenaicas la temperatura se suavizaría y podríamos viajar con mejores condiciones, pero no fue así.

A media tarde llegamos a Solsona, lugar donde mi RT alcanzó la mítica cifra de 100.000 km. He tenido muchas motos pero siempre las he vendido con 60.000-70.000 km. Con el paso del tiempo he llegado a apreciar mucho esta moto, valoro sus virtudes y admito sus defectos y quizás en eso esté el equilibrio. Nos hemos acoplado bien el uno con el otro.





Al final de la tarde llegamos a Berga, capital de la comarca del Berguedá. Desde aquí iniciaríamos al día siguiente nuestro Camino de los Buenos Hombres.

En esta población se encuentra el Consejo Regulador del Camino de los Buenos Hombres, que tiene como objetivo la promoción de esta ruta “con nombre propio”. La información que nos han proporcionado ha sido muy útil para preparar el viaje.

Paseando después de cenar por el casco antiguo de la población nos encontramos con Marc Coma. Interrumpimos su conversación con unos amigos para saludarle y felicitarle por su nombramiento como director deportivo del Dakar. Nos atendió con mucha amabilidad, nosotros tampoco quisimos abusar de este encuentro y nos despedimos al poco. Más tarde pensamos en que ni tan siquiera le pedimos una foto.



Segundo día.  Berga — St. Llorenç de Moruns — Odén — Tuixén — Góssol — Bagá — Alp — Bellver de Cerdanya — Talló  (195 km)

Hoy nos metíamos de lleno en el camino de los cátaros siguiendo su huella atravesando los Pirineos.

El catarismo fue particularmente bien acogido en Occitania y la ruta permite descubrir los pueblos donde vivieron los buenos hombres y las buenas mujeres. Era una religión dualista cuya filosofía se apoyaba sobre una oposición entre el Bien y el Mal; el Mal sería el mundo material, mientras que el Bien sería el de la espiritualidad. Durante el recorrido pensé en más de una ocasión que estos paisajes debieron contribuir a reforzar esa idea del Bien.

El punto de partida es el Santuario de Queralt situado a unos 1200 metros sobre la población de Berga donde se venera la imagen de la Mare de Déu de Queralt. Este “balcón de Cataluña” ofrece unas panorámicas que por sí solas justifican subir Queralt.










La carretera que asciende hasta el santuario es angosta y su trazado parece seguir los movimientos de una serpiente atravesando un paraje boscoso lleno de fuentes pero tras unos pocos kilómetros de curvas te ves recompensado con unas vistas espectaculares. Un desvío que merece la pena coger es a Rasos de Peguera, a unos 15 kilómetros de Berga. El paisaje merece el rodeo



Una de las curiosidades de Queralt es que puedes acceder al santuario en un pequeño funicular o “ascensor inclinado”, utilizable tanto para subir como para bajar. Si prefieres hacer ejercicio, por la escalera.


Sant Llorenç de Morunys, Odén , Tuixent y Gósol fueron nuestros siguientes puntos de paso.
Sant Llorenç presentaba un animado mercado medieval, Odén con su castillo, Tuixent con el Museo de las “Trementinaires”, mujeres que obtenían trementina y otras hierbas para hacer remedios que vendían a las masías de toda Cataluña organizando rutas, siempre a pie y Gósol con un sorprendente Museo Picasso.







En Góssol comimos en uno de los restaurantes que hay en la plaza. Lo primero que hicimos fue pedir agua en abundancia. Hacía mucho calor y con las altas temperaturas ir en moto con toda la equipación al uso resulta agotador. 

De Góssol a Bagá. Esta población fue construida en el siglo XIII con una regulación urbanística de la que queda el casco antiguo con una gran plaza, la iglesia y el Palacio de los barones de Pinós. Poco movimiento había a las cuatro de la tarde teniendo en cuenta el bochorno que hacía.










En Bagá se halla el Museo Cátaro y Medieval y por aquí pasa la ruta que usaron los cátaros huyendo de Francia. Estos “herejes” como los calificó la Iglesia de Roma tuvieron comunidades por toda Europa occidental pero su foco central estuvo en el Languedoc, en Occitania.

Su nombre viene del griego “katharoi” que quiere decir puro. Una secta cristiana surgida a finales del siglo XI en el sur de Francia que pregonaba la pobreza y la vida ascética por lo que diferían de la iglesia católica, una gran parte de la cual se encontraba instalada en la riqueza y opulencia. Quizás fueron los “ultrajados medievales” con una historia de luces y sombras. 

Bagá tiene además una leyenda, “el Rescate de las 100 Doncellas”, un relato medieval sobre la maravillosa liberación de los nobles catalanes Galcerán II de Pinós, cuya estatua presida la plaza,  y su vasallo el caballero Sancerni.







Desde Bagá nuestra intención era evitar el túnel del Cadí y llegar hasta Bellver de Cerdanya por los pasos de montaña que dan acceso a las estaciones de esquí de La Molina y Masella. Según nuestro mapa salía una carretera justo antes de la entrada al túnel  pero no la encontramos y nos vimos en un punto en el que era imposible retroceder así que no nos quedó más remedio que enfilar el famoso túnel del Cadí que da acceso a la Cerdanya y pagar un poco más de 9 euros de peaje por cada moto.
Repasando ahora el mapa lo recomendable, si no quieres pasar por el túnel, es desde Bagá hacia Pobla de Llinet y desde allí ascender por la carretera de montaña hasta La Molina, Alp y Bellver de Cerdanya.

A pesar de este contratiempo quisimos buscar el frescor de  la alta montaña y desde Alp ascendimos hasta la Collada de Toses a unos 1800 metros. Solo a esta altitud pudimos notar el viento más fresco, un alivio.






En 1943 se instaló el primer telesquí de España aunque desde 1908 ya se practicaba el “telemark” en las laderas de La Molina. En 1922 llegó el tren y este hecho permitió que la estación de esquí ganara mucha popularidad. Es quizás el centro invernal con más tradición entre los aficionados al esquí en Cataluña.

Después de nuestro primer día de ruta por los lugares cátaros descansábamos en un tranquilo hotel rural junto a la iglesia de Sta. María de Talló muy cerca de Bellver cuyo casco antiguo, un conjunto arquitectónico bien conservado resultó muy agradable recorrer al anochecer.



Tercer día. Bellver — Puigcerdá — Enveitg — Porta — Col de Puymorens — Hospitalet-prés-l'Andorre — Meréns les Vals — Orgeix — Comús — Montsègur  (158 km)

Hoy entrábamos en tierras francesas ascendiendo al Col de Puymorens situado a unos 1920 metros de altitud, puerto que permite enlazar los valles de los ríos Ariège y Carol, la Alta Cerdanya.

Subir un buen puerto en moto siempre resulta estimulante pero en esta jornada aún más pues la sensación de fresquito que percibíamos según ganábamos altitud hacía la ascensión muy agradable.



Nos tomamos la jornada con calma, no había muchos kilómetros en el rutómetro así que el ritmo fue pausado. No había grandes descubrimientos que hacer sólo rodar por las carreteras comarcales del Ariège por las que tan pronto estabas enlazando curvas como atravesando zonas boscosas o pasando despacio por un pequeño pueblo.







Un paisaje que siempre nos ofrecía un detalle para guardar en el recuerdo de la ruta. Y así alcanzamos un punto en el que se divisó el castillo de Montsègur. Aún nos quedaban unos kilómetros para llegar pero allí estaba la fortaleza dominando el paisaje desde lo alto de una gran roca.



No había nada a su lado que pudiera distraer nuestra visión. Según la leyenda lo fundaron unos colosos arrojando grandes piedras de un monte a otro, rocas que fueron talladas por el viento hasta formar el castillo. Lo cierto es que fue construido sobre el “pan de azúcar” que representa la impresionante mole de la montaña a unos 1200 metros de altitud. El paso del tiempo y la historia de los cátaros han hecho que este lugar esté cargado de leyendas y misterios.
Llegamos a la población a media tarde con tiempo suficiente para subir hasta la fortaleza.



La ascensión es un poquito exigente y ciertamente unos colosos, mortales o mitológicos, tuvieron que aplicarse con entusiasmo y esfuerzo para construir el castillo en un lugar tan estratégico. Desde su posición puede contemplarse un excelente paisaje sobre el valle del Aude. A sus pies el pequeño pueblo de Montsègur.















El castillo de Montségur, es sin duda el lugar mas representativo que existe en la ruta de los cátaros, debido en parte al su trágico final, y la definitiva decadencia de la herejía cátara. Dicen que a finales del verano se concentraban  en el castillo las gentes del lugar para contrarrestar la austeridad religiosa de la época, organizando, fiestas, bailes y según se dice hasta orgías. La Inquisición no podía permitirlo.






Aquí terminábamos nuestro Camino de los Buenos Hombres, dos días de ruta entre el Santuario de Queralt y la fortaleza de Montsègur, siguiendo las huellas del catarismo.



Cuarto día.  Montsègur — St. Paul de Jarrat — “ROUTE DES CORNICHES”  (Bompas — Arnave — Senconac — Luzenac)  Ax les Thermes — Pas de la Casa — Andorra la Vieja — La Seo de Urgel — Oliana  (185 km)

El itinerario nos llevaría por carreteras de media montaña a travesando la llamada Route des Corniches, un prometedor recorrido de unos 42 kilómetros entre las poblaciones de Bompas y Ax les Thermes.

Desde Montsègur hasta Celles el camino es para disfrutar de la moto. Pequeñas carreteras por las que sólo cabe un vehículo, bosques, prados de montaña, panorámicas muy bellas y buena, muy buena temperatura. Un placer abrir la visera del casco para sentir el olor y la frescura del aire. Con un recorrido así es fácil convencer a cualquiera de los placeres de ir en moto.

La Ruta de las Cornisas no nos defraudó. La “cornisa” es un término que suele emplearse para nombrar caminos que se aferran a la roca. Nos encontramos metidos en un trazado con buenas curvas y abundante sombra que atraviesa pueblos altos y atractivos con interesantes iglesias románicas. Una de las construcciones que más nos llamó la atención no fue precisamente algún vestigio cátaro o medieval sino el “carriere de trimouns”, el cable por el que suben y bajan las cubetas que transportan las rocas que se extraen en la cantera de talco de Trimouns, por lo visto una de las mayores del mundo, una explotación a cielo abierto a 1800 metros de altitud y que funciona desde abril hasta finales de octubre cuando las primeras nieves están a punto de aparecer.







Y después Andorra…Pas de la Casa estaba lleno de coches y además en verano este gran dominio esquiable ofrece un paisaje poco inspirador. A medida que descendíamos las sensaciones empeoraron. Tráfico, infinidad de edificios de alojamiento invernal y calor, cada kilómetro de descenso más calor. Decidimos atravesar el pequeño “País de los Pirineos” lo más rápido posible y detenernos a comer en la Seo de Urgel. 

Y a partir de aquí el viaje empezó a tomar un giro que ninguno de nosotros hubiésemos anticipado días antes.

El camino desde la Seo hasta Oliana, donde teníamos el alojamiento, es muy atractivo para ir en moto pero el calor lo hizo incómodo. Al atravesar Oliana pasamos por delante del hotel que teníamos reservado y todos debimos tener el mismo pensamiento, no nos quedaríamos allí. ¿Por qué? Aquel lugar no tenía nada que ver con el viaje que habíamos hecho. Llegamos hasta el Museo de la Moto de Basella que teníamos intención de visitar para finalizar la jornada. Hicimos el recorrido por las instalaciones del museo pero ninguno dijo nada sobre el paso por Oliana, quizás esperábamos un pequeño comentario de alguno para terminar reconociendo entre todos que había que cambiar los planes.



Y así fue. Roberto que llevaba días preocupado por el tema de cambio de casa abrió la espita. Se volvía a Madrid esa misma tarde; intentamos disuadirle de la idea por los kilómetros y  horas de viaje que le quedaban y esas cosas pero lo cierto es que sin mucha convicción por nuestra parte. Goto, que vive en Barcelona estaba a menos de 200 kilómetros de su casa, quedábamos Diego y yo así que sin darle muchas vueltas decidimos acompañar a Roberto en su regreso a Madrid.

A la altura de Lérida Goto tomó dirección a Barcelona, Roberto, Diego y yo dirección Madrid. Aún nos quedaban más de quinientos kilómetros de camino, eran las siete de la tarde, habíamos salido temprano de Montsègur, recorrido la ruta de las cornisas, atravesado todo un país, pequeño, pero un país y ahora nuestro objetivo era llegar a Madrid. Para poner un poquito de sensatez a la decisión contemplábamos la posibilidad de hacer noche por el camino si el calor y los kilómetros nos pasaban factura. 

El final no podía ser una insulsa llegada a Madrid de madrugada, aún hubo tiempo para que ocurriesen esas cosas inesperadas que aparecen en un viaje y que luego con el paso del tiempo recuerdas con agrado.

Iba pensando en dónde podíamos hacer la parada para cenar cuando me pasé la incorporación a la autovía dirección Zaragoza y de repente nos vimos metidos en la antigua carretera nacional adelantando hileras de camiones como si de una batalla entre David y Goliat se tratase. ¿Dónde había una salida para volver a la pacífica autovía? A la altura de Bujaraloz apareció la salvación. En ese momento me parecia todo aquello como “el grado máximo al que se puede llegar en algo”, el colmo del viaje, pero ahora mientras lo escribo me parece que tuvo su punto de aventura, lo inesperado.

Al llegar a Santa María de Huerta salimos de la autovía para acercarnos a ver el monasterio cisterciense situado en tierras de la antigua frontera entre el reino de Castilla y el de Aragón. Tal vez podríamos cenar allí y buscando un lugar en una población que parecía desierta y anclada en el tiempo encontramos abierto uno de esos restaurantes de carretera condenados a desaparecer porque la autovía les ha dejado sin el papel que antaño tenían. Eran esos lugares donde parar a descansar, comer un bocadillo o tomar un café cuando la carretera nacional atravesaba los pueblos y les daba cierta vida.





Este viaje no pudo tener mejor final. Allí estábamos a las diez de la noche sentados al pie de la desierta N-II comiéndonos unos bocadillos tamaño XL, como se sirven en estos sitios. Para recordar.
Entramos en Madrid hacia la una de la madrugada y el termómetro seguía marcando 34º pero ya estábamos en casa. 

Cuatro días de viaje para encontrarnos con el recuerdo de los cátaros, 1770 kilómetros; nuestro carnet de ruta estaba completo. 

Hace ya mucho tiempo que la vida y suerte de los “Buenos Hombres” forman parte de la historia y leyendas medievales, ahora forman parte de la nuestra.

AGRADECIMIENTOS

Ángel Martínez y todo el equipo de MOTOS ULLA. Nuestras motos ruedan perfectas.

Karina Behar, del Consejo Regulador del Camino de los Buenos Hombres, por toda la atención e información proporcionada. 

Existe la posibilidad de pedir un carnet de ruta que vas sellando por el camino en los establecimientos adheridos o en las Oficinas de Turismo. Con el carnet de ruta sellado el Consejo Regulador os facilitará el diploma de haberlo realizado. Un buen recuerdo del viaje.

EQUIPO “BUENOS HOMBRES”

Diego Soler del Campo  BMW R1200RT
Roberto Pendolero         BMW R1200GS
Goto Carrillo                 SUZUKI V-STROM 650
José Ramón Noguerol    BMWR1200RT


1 comentarios:

Unknown dijo...

Espectacular relato, especulares fotos y espectacular ruta, qué envidia!
Un abrazo,
Robert Versys

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